domingo, 6 de mayo de 2012

Clásicos Gerenciales
Léelo, sólo, si deseas liberarte de las cadenas del conformismo II
Por: Juan Carlos Caramés Paz 

La semana pasada culminé mi artículo diciendo… “Más del 85 por ciento de los obstáculos del futuro están en tu mente, congélalos, no permitas que dominen tu presente. Define que deseas ser, y comienza a perseguir esa ilusión. Mantén el deseo del triunfo todos los días, él nunca se apaga, a menos que tú lo hagas. Elimina las barreras que te impiden mejorar”. Hoy deseo continuar compartiendo más elementos para liberarte de la cadenas del conformismo. 
La timidez también dificulta la libertad
Miles de personas con grandes capacidades tienen la ambición de lograr más con su vida, pero permiten que una timidez excesiva y la falta de fe en sí mismas se restrinjan y les limite su verdadero potencial. Son conscientes que dentro de ellas existen grandes poderes que luchan por expresarse, pero temen fracasar y ese temor las paraliza hasta que su ambición muere por falta de acción.
La falta de certeza las detiene... esperan y siguen esperando y esperando a que alguna situación misteriosa las libere y les dé la confianza y esperanza para actuar. Pero no saben que es la acción la que engendrará dicha confianza. No han entendido que deben actuar a pesar de sus temores para poder así superarlos. Siguen esperando a que éstos, de alguna manera, desaparezcan para entonces poder actuar.
Muchas personas están aprisionadas por la ignorancia 
Piensan que son muy viejos para comenzar; el precio de la libertad parece un precio muy alto por pagar en ese momento de su vida. Pero lo cierto es que a menudo se requiere una gran cantidad de fricción y lucha contra diversos obstáculos para que la verdadera fuerza del carácter de la persona salga a relucir.
El diamante nunca podría relevar la profundidad de su brillo y su belleza, si no fuese por la fricción que pule sus caras, lo afina y deja que la luz entre y revele su riqueza escondida. Este es el precio de su liberación de la oscuridad.  
Pregúntale a la mayoría de los hombres y mujeres que han logrado grandes cosas en el mundo, a qué le deben su fuerza, su amplitud de mente, y la diversidad de experiencias que han enriquecido sus vidas. Ellos te dirán que todos son frutos de la lucha; que han adquirido su disciplina y su carácter, con el fin de poder escapar de un ambiente poco amigable para romper las cadenas que los han esclavizado; para obtener una educación; para alejarse de la pobreza; para llevar a cabo algún plan anhelado; para alcanzar su ideal, fuese cual fuese.
Los anhelos sin satisfacer y las ambiciones truncadas van destruyendo poco a poco nuestros deseos. Absorben la fuerza del carácter, aniquilan la esperanza y manchan los ideales. No creo que exista alguien que pueda ser enteramente feliz, hasta que haya ejercido esa gran pasión que habla más fuerte dentro de sí y haya utilizado el talento con el cual fue destinado para triunfar, por encima de todos sus demás talentos.
Hasta el anhelo de alcanzar un ideal morirá eventualmente, si no se hace ningún esfuerzo por satisfacerlo. Nadie debería permanecer voluntariamente en un ambiente que evita su desarrollo. La civilización le debe sus más grandes triunfos a las luchas de hombres y mujeres que se liberaron de las cadenas de las circunstancias.
Ningún ser humano puede llevar una vida plena mientras esté atado a hábitos o creencias que lo repriman. 
Uno debe tener libertad de pensamiento, además de libertad de acción para alcanzar su máximo nivel. No debe haber cadenas en nuestra conciencia, ni ataduras sobre los poderes con que contamos.
Sé tú mismo
No cedas ni pidas perdón por querer lograr más. Pocas personas se pertenecen a sí mismas. Van hacia donde los empujan. Desperdician una gran cantidad de energía en lo que realmente no es importante en la vida; pasan la vida pagando por los errores del pasado o saldando deudas viejas que surgieron de los malos juicios. En vez de avanzar y ganar en la carrera de la vida, siempre están tratando de recuperar el tiempo perdido. Siempre están en la cola -y no a la vanguardia- de sus posibilidades. Son esclavos de sus deudas, de trabajos que odian o de las decisiones de otros. No saben lo que quieren hacer. Hacen lo que sienten que deben hacer, desperdiciando su energía para poder ganarse la vida, de tal modo que no queda prácticamente nada de sus vidas.
¿Hay algo que pueda compensar a un joven por su pérdida de libertad de acción, por su libertad de expresión y convicción? Nunca te pongas en una posición, sin importar el incentivo -ya sea un salario grande u otra recompensa financiera, o la promesa de posición o de influencia- donde no puedas actuar de acuerdo a tus principios. No dejes que ninguna consideración te amarre la lengua o compre tu opinión. Considera tu independencia como un derecho inalienable, del cual nunca te separarás por cualquier motivo.
Un talento con libertad es infinitamente mejor que un genio amarrado y estrangulado. ¿De qué sirve un intelecto gigante que esté tan restringido y masacrado que sólo puede hacer el trabajo de un pigmeo?
Para sacar el máximo provecho de nosotros mismos, debemos cortar con lo que nos agota la vitalidad -a nivel físico o moral- y debemos dejar de desperdiciar nuestra vida. Debemos separarnos de todo lo que tienda a debilitar el esfuerzo, disminuir los ideales, y bajar los estándares de calidad de vida; debemos alejarnos de todo lo que tiende a matar la ambición y hacer que nos conformemos con la mediocridad.
@juanccarames
juancarloscaramespaz@gmail.com

No hay comentarios: