lunes, 9 de enero de 2012

Hoy en la niñez del 2012, te regalo una reflexión

Clásicos gerenciales



Hoy en la niñez del 2012, te regalo una reflexión

Juan Carlos Caramés Paz / juancarloscaramespaz@gmail.com

Esta historia ocurrió en París, en una calle céntrica de la ciudad.

Un hombre sucio, maloliente, tocaba un viejo violín. Frente a él y sobre el suelo estaba su gorra, con la esperanza de que los transeúntes se apiadaran de su condición y le arrojaran algunas monedas para llevar a casa.

El pobre hombre trataba de sacar una melodía, pero era del todo imposible identificarla debido a lo desafinado del instrumento, y a la forma desarreglada y aburrida con que tocaba ese violín.

Hacía el mejor intento, pero a veces, hay que saber intentar con mejores variables.

Un famoso concertista, que junto con su esposa y unos amigos salían de un teatro cercano, pasaron frente al mendigo musical. Todos arrugaron la cara al oír aquellos sonidos tan discordantes, sobre todo, recién saliendo de un concierto donde los violines tocaron a la perfección. Era tan desagradable lo que escuchaban, que apenas lo podían creer.

La esposa le pidió, al concertista, que tocara algo. El hombre echó una mirada a las pocas monedas en el interior de la gorra del mendigo, y decidió hacer algo. Le solicitó el violín. Y el mendigo musical, se lo prestó con cierto recelo.

El mendigo se dispuso a contemplar, ahora era un espectador más.

Lo primero que hizo el concertista fue afinar sus cuerdas. Y entonces, vigorosamente y con gran maestría arrancó una melodía fascinante del viejo instrumento. Los amigos comenzaron a aplaudir y los transeúntes se acercaban para ver el improvisado espectáculo.

Al escuchar la música, la gente de la cercana calle principal acudió también, y pronto había una pequeña multitud escuchando emocionada el extraño concierto.

La gorra se llenó no solamente de monedas, sino de muchos billetes de todas las denominaciones, mientras el maestro sacaba una melodía tras otra, con gran sabiduría.

El mendigo musical estaba aún más feliz de ver lo que ocurría y no cesaba de dar saltos de contento y repetir orgulloso a todos: "¡¡Ese es mi violín!! ¡¡Ese es mi violín!!". Lo cual, por supuesto, era rigurosamente cierto.

La vida nos da a todos "un violín". “EL” equivale a nuestros conocimientos, nuestras habilidades y actitudes. Y tenemos libertad absoluta de tocar "ese violín" como nos plazca. Pero si no lo hacemos bien, entonces comenzaremos a recibir aplausos por la misma manera en que lo toquemos.

Se nos ha dicho que Dios nos concede libre albedrío, es decir, la facultad de decidir lo que haremos de nuestra vida. Y esto, claro, es tanto un maravilloso derecho, como una formidable responsabilidad.

Algunos, por pereza, ni siquiera afinan ese violín. No perciben que en el mundo actual hay que prepararse, aprender, desarrollar habilidades y mejorar constantemente actitudes, para así ejecutar un buen concierto, o mejor todavía, un espectacular concierto.

Pretenden una gorra llena de dinero, y lo que entregan es una discordante melodía que no gusta a nadie.

Esa es la gente que hace su trabajo de la forma: "¡Qué lástima!", que piensa en términos de "poquito", y que cree que la humanidad tiene la obligación de retribuirle su pobre ejecución, cubriendo sus necesidades. Es la gente que piensa solamente en sus derechos, pero no siente ninguna obligación de ganárselos.

La verdad, por dura que pueda parecernos, es otra.

Por eso debemos estar dispuestos a hacer bien nuestro trabajo diario, sea cual sea. Y aspirar siempre a prepararnos para ser capaces de realizar otras cosas que nos gustarían.

La historia está llena de ejemplos de gente que aún con dificultades iniciales llegó a ser un concertista con ese violín, que es la vida. Y también, por desgracia, registra los casos de muchos otros, que teniendo grandes oportunidades, decidieron con ese violín, ser mendigos musicales.

Por eso, en este comienzo de año, reflexiona con los mensajes de esta historia, tomada de la vida real. Aprende a afinar correctamente tu violín. Ensaya todo lo que sea necesario, para que esas notas se conviertan en la música de tu vida, que llenen de hermosos sonidos a todas las almas que te rodean. No esperes a mañana, porque hoy es la consecuencia de tu ayer. Evitar comenzar, es envejecer. Algunos de nosotros envejecemos, de hecho, porque no maduramos.

Envejecemos cuando nos cerramos a las nuevas ideas y nos volvemos radicales. Envejecemos cuando lo nuevo nos asusta.

Envejecemos también cuando pensamos demasiado en nosotros mismos y nos olvidamos de los demás. Envejecemos si dejamos de luchar.

Todos estamos matriculados en la escuela de la vida, donde el Maestro es el Tiempo. La vida solo puede ser comprendida mirando hacia atrás. Pero solo puede ser vivida mirando hacia adelante.

No dejes que la tristeza del pasado y el miedo del futuro te estropeen la alegría del presente. Muchas veces hemos escuchado algo así como lo siguiente: “La vida es muy corta”. Pero pocas veces a nuestros oídos ha llegado una frase así como ésta: “Son muchas las personas las que permanecen muertas demasiado tiempo”.

En la juventud aprendemos; con la edad comprendemos… Siendo así, no existe edad, somos nosotros que la creamos. Si no crees en la edad, no envejecerás hasta el día de tu muerte.

Haz del pasaje del tiempo una conquista y no una pérdida. Personalmente, yo no tengo edad: ¡Tengo vida!

miércoles, 4 de enero de 2012

Claves para terminar y comenzar un nuevo año

Punto y Aparte | Mente y espíritu

Claves para terminar y comenzar un nuevo año

por MAYTTE | imagen: FOTO:/ WWW.SHUTTERSTOCK.COM | SÁBADO 31 DE DICIEMBRE DE 2011
Comienza por recuperar tu PAZ interior. Pon en orden tus asuntos, renueva el cariño

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Estamos a punto de terminar un año para iniciar otro que deseamos, desde ya, sea mejor para todos. Recordemos que esto dependerá de cada uno de nosotros, de la calidad de nuestros pensamientos, sentimientos, elecciones, intenciones y acciones. No permitamos, de ninguna manera, que el pesimismo, el temor, las noticias negativas o las experiencias fallidas nos lleven a repetirnos con la pasividad de las persona que esperan a que la situación se resuelva o mejore por sí sola, sin la intervención de nuestra voluntad, decisión y actuación.

En esta época muchas personas se tornan más reflexivas...Inclusive, algunos, como un amigo que tenemos, comienzan a hacer una especie de inventario de todo lo que han hecho durante el año y, en lugar de buscar todo lo positivo que les ha sucedido, reconociendo y celebrando sus logros aunque los consideren pequeños, se dedican a resaltar sus fallas y fracasos, quedando atrapados en una especie de neblina pesimista que les impide reconocer la oportunidad de cerrar un ciclo y abrir otro completamente nuevo, si así lo deciden.

Todas las metas que deseas alcanzar implican soñar en grande, estar dispuesto a trabajar, adquirir disciplina y tener entusiasmo para mantenerte en el esfuerzo continuado hasta conseguirlas. Este nuevo año será mejor en la medida en que renueves internamente tus votos y el compromiso para lograrlos con el trabajo diario... que así sea.

Comienza por recuperar tu paz interior. Pon en orden todos tus asuntos, recupera tus afectos, renueva el cariño y el amor que sientes por todos tus seres queridos incluyendo a tus familiares y amigos. Llénate de este sentimiento para poder perdonar, sanar las heridas del pasado y comenzar una etapa diferente. Renueva tu alegría y pasión por la vida, recuerda que es un regalo extraordinario.

Vive cada día con más permiso, responsabilidad y conciencia. Asume el compromiso de entregar lo mejor de ti y no olvides hacerlo incondicionalmente; será el universo el que conspire en todo momento para devolvértelo. Fortalece tu fe, siente a la divinidad en tu interior, reconoce su presencia en todas las personas a tu alrededor y dirígete a cada una de ellas para buscar y encontrar las semejanzas que te permitan ser, cada día, más tolerante para convivir en paz y armonía.